Análisis investigación

Relación entre moral (cristiana) y cultura

Entendiendo ya el concepto de moral como un revestimiento cultural que cubre la dura e inexorable realidad, que por otra parte puede ser planteada como el producto de una evolución social; aquel comportamiento social aprendido que marca una diferencia entre bien y mal (un bien y mal para la comunidad) y  el de cultura como todas aquellas manifestaciones de la vida de una comunidad: su lengua, sus creencias, sus usos y costumbres, su indumentaria, sus técnicas y, en suma, todo lo que en ella se practica, evita, respeta, etc.: El diseño para vivir (comprensiones compartidas que las personas usan al coordinar sus actividades, es decir, un patrón de vida que es adquirido mediante el aprendizaje, que se pasa de generación en generación, contando con variaciones) se puede hacer una relación entre ambos, para lograr entender cómo surgen las normas morales dentro de la religión cristiana, y cómo estas se han arraigado a la cultura, representando un control ideológico (y por lo tanto político y económico) en la sociedad occidental.
Para hacer una relación moral-cultura, primero es necesario entender la relación entre cultura y sujeto(s). 
Es importante entender, entonces, que la cultura se adhiere a las personas; está en su piel, en su sangre: las personas estamos sujetos a ella y no podemos despegarnos. Somos, nos movemos, actuamos conforme a la cultura. Esto puede entenderse con el ejemplo del triángulo de Lacan: Existe un yo (moi) que voltea a ver a un otro semejante (madre), pero la relación entre moi y madre se ve castrada por un otro absoluto (padre), entonces, si en este triángulo se sustituye padre por cultura, se puede entender que cultura castra la relación entre moi y madre, haciéndonos ser de determinada forma.
Ahora bien, podemos imaginar que las normas morales han surgido a través de la historia para regular el comportamiento de una sociedad, y, aunque la moral es algo aprendido- enseñado, forma parte de la naturaleza del humano, es decir, aunque es algo creado, un concepto, la fuimos creando (como humanidad) a través del tiempo y conforme a las necesidades sociales de cada uno de estos periodos históricos. Es así que entre 900 a.C y 100 d.C, con el surgimiento de la Biblia, la Iglesia católica empieza a tomar forma y voz. De acuerdo a las necesidades de la época, la religión cristiana, lanza una serie de normas morales que nada tienen que ver con la fe, o con la religión en sí, sino que son parte de un discurso político pensado para regular (de alguna forma) a la sociedad.
Más adelante en términos históricos, el gobierno (no religioso) tomará varias de las normas morales de la religión cristiana, que, para ese momento ya forman parte de la cultura, para instalarlas dentro de las leyes políticas que nos rigen, aún en la actualidad.
Un ejemplo muy claro de esto es México; un país dónde la religión predominante es la católica/cristiana. Pues bien, se puede observar en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos existen leyes en dónde la moral cristiana se presenta claramente. Así, podemos notar que uno de los pecados capitales, constituido por normas morales cristianas; no matarás, es también un crimen que se encuentra penado dentro de la constitución.
Es en este momento que podemos notar otra cosa; la presencia de castigos para la aplicación de la moral. Esto se encuentra tanto en la religión católica como en la política y es simple de explicar; la forma en la que la moral se aplica tiene que ver con castigos, y de esa forma, logran regular a la sociedad: Imponiendo. En la religión católica, por ejemplo, podemos ver la presencia de cielo-infierno como premio-castigo, igual que en la política hay una cárcel como castigo por no cumplir con las leyes. Es así como la moral se arraiga a la cultura.
Entonces, la relación sujeto/a- cultura-moral, tiene que ver con que, como ya sabemos, las normas morales de la Iglesia católica se encuentran arraigadas a la cultura, a la par que la cultura se encuentra arraigada a nosotros; entonces, la moral se encuentra arraigada a nosotros, sin importar la opinión política o la diferencia de religiones: Es parte de nosotros.

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